sábado, 11 de febrero de 2012

ARTES VISUALES  DE COSTA RICA



SUS CARACTERISTICAS

    Subjetivo
    Individualista

SUS VERTIENTES   

•    Regionalismo (paisajes, escenas de pueblo)
•    Realismo social (situación política)



Museo de Arte Costarricense
Lidera las principales actividades relacionadas con las artes plásticas de Costa Rica; reúne y exhibe obras de artistas nacionales e internacionales, estimula la confrontación plástica y el pensamiento crítico y contribuye a la formación integral del público que lo visita mediante programas educativos y recreativos.
Escuela Casa del Artista
La ECA se fundó en 1951 por Olga Espinach y es un programa que ofrece una valiosa alternativa para la formación artística en el campo de las artes plásticas y las artesanías.
 Museo de Arte y Diseño Contemporáneo
Es "un espacio abierto y múltiple". Para cumplir con esta ambiciosa idea, difundimos y promovemos de manera permanente las tendencias más recientes y dinámicas del arte y el diseño contemporáneos dentro de la región centroamericana, así como sus vínculos con el ámbito latinoamericano e internacional.




ARTISTAS COSTARRICENSES




Fadrique Gutiérrez


Nació en Heredia el 7 de setiembre de 1841. A los quince años recibió su diploma de Bachiller en Filosofía, en la Universidad de Santo Tomás.
Fue un científico frustrado: le atraían la Física y la Química.
Aprendió a esculpir con el italiano Francesco Fortino y, a pintar, con el francés Achiles Bigot. En pintura se dedicó al retrato, pero sus obras permanecen extraviadas.
Hacia 1858 fue expatriado por causas políticas. Viajó a El Salvador y a Guatemala. En el último país se interesó por perfeccionar la imaginería. También cursó estudios de arquitectura y agrimensura.
A su regreso a Costa Rica en 1860 y hasta 1870, esculpió varias imágenes en piedra. "San Pablo", "San Pedro", " San Juan de la Cruz", " San Simón Stok", la " Virgen del Carmen, " Neptuno, " Venus ", y otras destruidas después por sismos. Ejecutó en madera policromada, a la manera guatemalteca, más imágenes: "San Roque" (Iglesia de San Roque de Heredia), "San Isidro Labrador" (Iglesia de San Isidro de Heredia); algunos púlpitos y sagrarios. Una custodia suya causó sensación por su audaz desnudo. En arquitectura: el Fortín de Heredia es un testimonio, lo mismo que la cúpula de la catedral de Alajuela.
A raíz de su participación en el golpe de estado del 27 de abril de 1870, con Tomás Guardia Gutiérrez, se le despertó la ambición de mandar en el país. Sus proezas revolucionarias le llevaron nuevamente al exilio en 1885.
A su regreso, en 1892, enseña el arte de la imaginería a Miguel Ramos, y participa en la campaña política como líder del Partido Agrícola. En Esparta, donde reside sus últimos años, se autoproclama Presidente de la República.... Muere el 5 de febrero de 1897.
Su prestigio como escultor es reciente. En vida se le tuvo como 'santero'. El interés que ha surgido alrededor de su vida se debe, primordialmente, a la sabrosa biografía que escribió de él Luis Dobles Segreda. También, al hecho de haber sido el precursor de la escultura costarricense contemporánea: utilizó la piedra, cual si quisiera indicar a los futuros artistas que esa es la verdadera materia de la escultura americana
Enrique Echandi



Una colección de dibujos de Enrique Echandi

El artista costarricense Enrique Echandi (1866-1959) ha sido conocido –sobre todo- por su labor pictórica, especialmente por sus retratos al óleo.  Sin embargo, su interés hacia otros campos artísticos fue más diversificado. A lo largo de su vida, la música ocupó un lugar importante, así como su vasta producción de dibujos. 
 
El dibujo fue una de las primeras expresiones artísticas sobre las que se impartieron lecciones en Costa Rica.  En 1857, el alemán D.F. Schellsinger fundó una Academia de Bellas Artes en San José, en donde se enseñaba dicha manifestación.  Además se introdujo la asignatura de dibujo en el programa de estudios de los colegios de entonces.  Años más tardes se contaba con un grupo de profesores que impartían sus conocimientos plásticos en los colegios y en sus residencias.  Entre estos se encontraban Achiles Bigot, Enrique Twight, Enrique Etheridge y José Rojas Sequeira.  Justamente, Twight y Etheridge fueron profesores de Echandi;  el primero impartía clases de pintura y el segundo enseñaba dibujo de figura, adorno y paisaje, así como pastel y óleo.  Con estos cursos Echandi se preparó para su posterior educación artística en Alemania.   En 1886, inició sus estudios en la Academia de Pintura y Dibujo de Leipzig;  y, entre 1888 y 1891, los prosiguió en la Escuela de Bellas Artes del Instituto Real de Estudios de Munich. Esta formación convirtió a Enrique Echandi en uno de los primeros artistas profesionales costarricenses.  
Con este bagaje, Echandi desarrolló su quehacer artístico, en donde el dibujo tuvo una presencia significativa.  De acuerdo con la colección de los hermanos Bernal y Ricardo Monge Herrera, el artista no sometió el dibujo a su formación académica; en vez de normas rígidas de composición y diseño, buscó la espontaneidad y libertad de trazos ágiles para captar escenas momentáneas y fugaces.  En sus andazas por el campo y la ciudad, se detenía a plasmar escenas de la vida cotidiana.  En algunos casos, la fugacidad de la imagen lo inducía a realizarla con trazos rápidos, los cuales en ocasiones no guardaban los cánones de proporción.  Ese desacierto hubiera sido intolerado por el artista en sus retratos al óleo.  Sin embargo, esto no importaba en los dibujos, pues lo relevante era apresar un momento que no se volvería a dar.  Otros trabajos fueron realizados sin tanto apremio, ya que la escena permitía una observación más detenida antes de que desapareciera.  Aquí los trazos son más mesurados y minuciosos.  Y, en otras oportunidades, su interés era sólo insinuar la visión que tenía ante si, por lo que simplificaba las formas en modo extremo.  
De esta manera, en los dibujos de Echandi van apareciendo los diferentes personajes que poblaban el paisaje rural costarricense.   Al boyero se le encuentra con su atuendo diario junto a los bueyes.  Una campesina recorre un sendero con sus niños.  Las vacas pastan en los potreros.  Y, por supuesto, el fiel compañero no podía faltar, es decir, el perro que camina alegremente junto con su amo.   Además, se puede apreciar la gente que transita por la calle de un pueblo o se dirige a la iglesia; como también simplemente se puede disfrutar de un paraje solitario, en donde la naturaleza es la protagonista.  
En este ambiente rural, Echandi se fascinó con los caballos y sus jinetes, quienes representan a diferentes sectores de la sociedad.  Así se contempla a la dama de alcurnia, que da un paseo montada en su caballo.  Mientras que esta se luce al disponerse en posición frontal con respecto al espectador, solitarios y humildes campesinos dan la espalda, y se alejan por senderos con perspectivas que pierden el camino en la lejanía.   De este modo, se crea –en algunos casos- una atmósfera de abatimiento y soledad, que lleva a pensar en el agobio del duro trabajo diario y en las penurias económicas del campesino.  Igualmente, en algunas marinas, Echandi dispuso pequeñas figuras abstraídas en la contemplación del inmenso mar.  
Tanto las figuras solitarias como la atmósfera silenciosa que se percibe en estos dibujos, evocan al pintor alemán Caspar David Friedrich (1774-1840).  Este acostumbraba plasmar figuras insignificantes que se enfrentaban a distancias y espacios naturales exagerados.  De esta forma, enfrentaba al ser humano, al individuo con la naturaleza sublime, que –en realidad- simboliza la abrumadora e incomprensible inmensidad del universo, en otras palabras, los grandes enigmas espirituales. 
En menor medida, Echandi se interesó por el paisaje urbano.  La ciudad también le brindó la posibilidad de captar las imágenes fugaces y triviales de la vida cotidiana.  Posiblemente, mientras se desplazaba por la ciudad, captaba las escenas comunes que llamaban su atención en ese momento.  Así se aprecia a la gente caminando por las calles, los carruajes en movimiento y los niños jugando.  Estas visiones amables de la vida en una ciudad pequeña no lo cegaron para plasmar un punto de vista más sórdido de la urbe.  En una esquina, un joven se detiene para decirle algún improperio o -tal vez-  hacerle una proposición a la prostituta que espera por un cliente.  O muestra la mendiga enajenada que detiene a dos niños para hacerles alguna solicitud.  
Echandi no podía obviar el estudio de la figura humana en sus dibujos.  También con una sentido plástico diferente al de sus óleos, dibujó a diferentes sectores de la sociedad.  En estos se pueden apreciar las diferentes actitudes de los personajes, según su condición social.   Está la mujer con gesto arrogante, que vuelve a ver sobre su hombro, así como la dama sentada de perfil, que evidencia una posición privilegiada con su vestido largo y su sombrero de ala grande.  En contraste, aparece la mujer de extracción popular, que se sienta a fumar un cigarro mientras descansa un poco de sus labores, el pequeño vendedor ambulante, y el hombre encorvado por la carga que lleva al hombro.  Y, como aspecto poco común en el arte costarricense, dibujó una pequeña figura de una mujer de origen afrocaribeño que carga en brazos a su niña.






Gonzalo Morales Sáurez


 (Nacido en 1945) es un pintor de Costa Rica. Realizó sus estudios en la Academia de Bellas Artes en Madrid, España de 1970 a 1974. Es mejor conocido en el medio por sus trabajos hiperrealistas que incluyen entre otros retratos y naturaleza muerta. Sus obras pueden ser encontradas en museos, galerías y oficinas gubernamentales en diferentes países de América.
Exposiciones Individuales
•    1990- “Obras en Pastel, Galería Valanti, San José, Costa Rica.
•    1988- Exposición Retrospectiva, Asamblea Legislativa, San José, Costa Rica.
•    1986- 87 – “Obras en Pastel”, Galería Contemporánea, San José, Costa Rica.
•    1981- Galería de Arte, Club Internacional, San José, Costa Rica.
•    1979- Galería Forma y Color, San José, Costa Rica.
•    1978- Galería Enrique Echando, Ministerio de Cultura Juventud y Deportes, San José, Costa Rica.

José Sancho
                                                                                  

“La naturaleza me avasalló”                   







Llegar a la casa de José Sancho en Bello Horizonte de Escazú es entrar en un mundo diferente, un remanso de paz donde convergen en completa convivencia ardillas entre los árboles, serpientes mansas de mármol, figuras femeninas y animales silvestres de piedra, hierro y madera.
Ahí nos atendió, sumergido en la pasión que por años reprimió y por casi la misma cantidad de años ha aflorado sin contemplación, sometiendo su espíritu pacífico e inquieto a la vez.
Y es que José Sancho es hombre de contrastes, un exitoso economista que un día sin pensarlo, ni darse cuenta, decidió dar un vuelco radical a su vida y dedicarse plenamente a la escultura. Después de estudiar economía industrial en Italia, trabajar en el Mercado Común Centroamericano en Guatemala y en el Banco Interamericano de Desarrollo en Washington, decidió volver a Costa Rica y buscar un terreno en las afueras de San José.
Es así como adquiere su actual propiedad en Escazú, la que inicialmente se convertiría en un estudio para seguir trabajando en economía, “pero que estando ya aquí, la naturaleza me avasalló, y no pude seguir con la economía”, comentó José.






La fuente de inspiración

Los recuerdos de la niñez en su Puntarenas natal regresaron y sólo por casualidad, por pasatiempo, empezó a esculpir con desechos de hierro, “después de eso ya no pude seguir con la economía, ya no fue posible sentarme en un escritorio, ni frente a una computadora… no puedo explicarlo, (el cambio) no lo programé, ni lo resolví”.
Como fotografías recientes, José Sancho mantiene vivas imágenes de su infancia que tienen su origen en la actitud contemplativa y veneradora de la naturaleza. “Al principio de mi existencia en Puntarenas, contemplaba embelezado las bandadas de pelícanos, los cardúmenes bajo la tenue transparencia del agua de mar, los garrobos y reptiles, eso se quedó muy grabado en mi mente, al mismo tiempo yo sentía inclinación por el trabajo manual, la carpintería sobre todo, yo nací para ser carpintero”.
Sin embargo, como el mismo escultor lo dice, el amor por la naturaleza y el deseo de expresarse manualmente se reprimieron por razones socioculturales y no fue hasta su madurez, a los 40 años, que aquellas ideas y deseos afloraron y empezó a hacer trabajos animalísticos y torsos de  mujeres. “Esas son mis dos temáticas” agregó Sancho, “los torsos con el objetivo de encontrar un ideal de belleza humana en lo femenino y los animales en los que quisiera sintetizar y atraer gestos que quisiera ver en los seres humanos”.
Entre serpientes de mármol expresó su deseo de que las personas fueran como las serpientes; “sus cualidades son mal interpretadas, se dice que ellas son malas y atacan, pero lo que tienen son actitudes de defensa, usan sus armas naturales, no para atacar al ser humano, sino para inmovilizar a la presa y alimentarse”.
A pesar de esto, no es un mensaje ecológico lo que él se propone con su escultura. Más que una obra fruto del raciocinio, José Sancho lo que plantea son imágenes del corazón, de los recuerdos de infancia, que se materializan en los elementos que la misma naturaleza le da.  “No busco expresar más que lo esencial del animal a través de la forma”.
Durante treinta y tres años ha elaborado un promedio de treinta esculturas, muchas de ellas de animales de la fauna costarricense que el mismo José dice “nunca antes habían sido expresados plásticamente, como por ejemplo el perezoso, para mí,  una figura inédita”.
En cuanto le llega el material  - puede ser un tronco de madera, una piedra, un trozo de mármol o simple chatarra - , José explora en sus recuerdos para encontrar algún gesto animal.  “Cuando llego a ese punto, puedo decir que la escultura ya está hecha sin haberla empezado”.
Sancho agrega, “mis esculturas se mimetizan, tal como lo hacen los animales de la naturaleza, mis materiales se defienden para convertirse en elementos más bellos”.
Concluyó que le gustaría compartir su arte con mucha gente en su casa – taller y hacer de ésta un lugar de exhibiciones permanentes, que le gustaría que fuera más visitada, y abrirla al público, si le llaman con anticipación”.






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