miércoles, 18 de abril de 2012

teatro en el salvador


        HISTORIA DEL  TEATRO SALVADOREÑO

Las culturas precolombinas en El Salvador le daban mucho valor a esta arte escénica “Siempre lo ha sido y el teatro es parte de la población, es una manera de expresión. El teatro siempre ha trabajado dentro de la sociedad como un sitio de reflexión social, sobre qué se está haciendo la cultura, qué está sucediendo con la gente”.

La llegada de los españoles a tierras cuscatlecas marca un cambio en todos los sentidos, la influencia en el teatro muestra una superioridad de lo religioso. Esa concordancia entre españoles e indígenas quedó plasmado en representaciones tradicionales como los “Historiantes”, que también constituyen en cierto modo actos teatrales.


Pasados los años, en los inicios del siglo XIX, el teatro inglés y francés ejercen gran influencia en el país, reflejada no sólo en las puestas en escena, sino en la arquitectura de los teatros que se construyeron, ejemplo de ello, el
Teatro Nacional de estilo francés.


En el desarrollo del teatro salvadoreño hay personas que han tenido roles importantes, “El más notorio ha sido el maestro Edmundo Barbero, cuyo trabajo fue censurado por razones ideologógicas; sin embargo, él
creó la compañía estable de teatro dentro del marco de Bellas Artes en El Salvador”. En efecto a inicios de la década de 1950 se crea el Elenco Estable, compañía teatral pagada por el Estado, bajo el proyecto de la Dirección General de Bellas Artes (DGBA). Entre los miembros que la conformaron figuran nombres como: Antonio Lemus Simún, Jorge Alberto Jiménez y Eugenio Acosta Rodríguez “Chico Tren””.


Pero ¿Qué tipo de teatro le gusta al público salvadoreño? “Ciertamente la comedia, y donde uno hace comedia hay público siempre, porque relaja, pero hacer una buena comedia no es tan fácil; el buen teatro es lo que hace falta porque hay obras serias que producen impacto y a la gente le gusta”.


Ahora bien, ¿Qué opciones hay para los jóvenes en el área de teatro en el país ? “No hay, y a la hora de eliminar los bachilleratos en artes se eliminó la oportunidad de profesionalizar a la gente en artes”.


Del Centro Nacional de Artes (CENAR) salían los maestros con esa formación y avalados con escalafón, tenían posibilidades de impartir clases de educación artística en escuelas públicas, privadas o en talleres propios. Sin
embargo actualmente no se cuenta con la certificación adecuada para los maestros, quienes hacen su mejor esfuerzo enseñando lo que aprendieron a fuerza de la experiencia o de formación en el extranjero, en talleres independientes






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